9 de febrero de 2024

Destinatario anónimo

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 Querido mortal anónimo, 


Recuerdo algunas cosas, tal y como pasaron. Creo que aún siento las respiraciones agitadas antes de que le viera en persona. “X” le transportó automáticamente a las fotos de los paisajes que le enviaba, las palmeras o árboles del territorio silencioso y lleno de paz.


A “Z” le encantaban los modos tan poco comunes, la forma en la que el mundo lo despertaba. No había hora gris, sino que eran colores que se hacían más vivos al pasar el tiempo. Ya luego no quería tanta formalidad, sino descubrir más allá de los “buenos días”. La primera caminata, casi frustrada por un incumplimiento, se dio y pareció ser rutinaria. Las puertas de la mente de “Z” se abrieron, así sin complicación.


Siguieron los mensajes y me olvidaba de las llamadas. Eternas dos horas que se pasaban, paradójicamente, como segundos. Un ciclo bonito que no encontraba fin. Yo los veía tan estúpidamente atraídos, pero no me atreví a interrumpir. Solo cuando habían descansos y se quedaban sin tema. Ahí les pasé por el lado. No me gustaba usar flechas grandes, pero estaba lanzando flores para que más tarde se las restregaran en la cara, eran unos groseros prudentes. No pensaba que las últimas letras del alfabeto se comportaran así.


Me aventuré a caminar y acompañar en las riberas de ese río contaminado. Ver la gente, andar sin miramientos y sin buscar ser juez. Me gustaba cuando los brazos chocaban sin querer o queriendo. Me causó risa ese bosque lleno de hormigas. Casi los dejé caer en el mal, pero no lo permití mucho. Eso creo. Vino la guerra horizontal, exploración y abrazos. No fue tan exitosa, pero se quiso hacer desde el principio. Me gustó la valentía de “Z”. 


Más tarde, el río de lágrimas. Un mortal distinto tuvo la culpa. Ese evento devino en una guerra vertical, una en la que los mensajes fueron flechas y las ausencias eran los castigos insistentes. Ese fue el rompimiento de las expectativas. La pausa que siguió no me gustó mucho, pero la permití también. Yo, siendo lo que soy, me hubiera entrometido, pero fue mejor que sucediera así. El mar y ustedes eran tan parecidos. La orilla ansía tanto la ola que se resigna a esperarla. No me acuerdo mucho de lo que pasó en el intersticio, porque eso me llevaría a revisarles sus pantallas y no quiero sonreír de todo lo bonito. No soy tan cursi como lo hacen ver.


Sé que cuando uno de ellos no tenía nada qué hacer se ponía a llorar. Pasaba noches sin dormir, mientras que por otros lados había fiestas o encuentros con otro mortal al que le tenía  mucha confianza. Permití que se extrañaran solo una pizca y los acerqué de nuevo. Fueron a la guerra horizontal en un campo distinto y disfrutaron. Lo permití porque hacía falta. Luego vino el intervalo más largo. Fui cruel al autorizarlo, pero no hubo otro modo.  A la gente le gustó celebrar con fuegos en el cielo, pasó todo eso, hubo distancia y acercamiento. La ola y la orilla se tienen que tocar, inevitablemente. 


No me gustaban sus besos, pero los veía sin temor a sonrojarme. Pensaba que sería igual a la vez que consentí su segunda guerra, pero no. Creo que soy tan malo apuntando, que me equivoqué. La flecha que le iba a disparar a “X” se fue para otro lado. “Z” se quedó esperando a que “X” respondiera igual, pero ya estaba despejando otra fórmula. Cruel, pero poético. Así soy yo, así es lo que defiendo. 


Cupido. 


17 de agosto de 2015

“Soltar la arena”

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There's music in everything, even defeat. (Hay música en todo, incluso en la derrota)
Charles Bukowski

2015 para muchos, sigue de primero en la lista de los años más complicados hasta ahora. A lo mejor no lo sea en algunos casos, ya que han habido peores circunstancias, pero no para quienes no estamos acostumbrados. Al comenzar a escribir este post, ya había liberado algo del peso que se acumuló durante el día. El letargo que experimenté hace un trimestre tuvo su repercusión hace unas semanas. Quizá el de hace cinco meses se le sumó, y no tuve otra alternativa que dejar que se instalara como la visita incómoda menos esperada (de igual manera uno la atiende). En todo caso, me he prometido escribir para que todo fluyera a medida que pasaba el tiempo, pero el hecho de procrastinar por mera pereza hizo que justo hoy me propusiera a dibujar a través de este escrito.

La vida siempre se presenta al contrario de como se realiza en la rutinaria actividad de la enseñanza: primero, evalúa (pone la prueba) y luego es que plantea la lección (aprendizaje). Lo recordé al ver esta mañana una de esas imágenes motivacionales en Instagram. Como si estuviera escrito en alguna parte de la hoja de la suerte/destino de cada uno de nosotros, las palabras llegan en el momento justo para marcar y dejar la huella indeleble. Y sí, trillada y todo, la frase se me quedó grabada así como cuando se ve al sol o a un bombillo, y persiste esa imagen residual azul o violeta en la visión. ¿Quiénes no han pasado por “la lección de sus vidas”? Lo más bonito (¿?) de todo es que, si aún estás vivo (a), no dejarás de pasar por ahí: ser probado y luego enfrentar el aprendizaje. Basta con que uno cometa un error después del ensayo. Ahí está la magia del ser.

“Gracias a la vida”, cantaría Mercedes, nunca falta la palabra alentadora cuando del abrazo se prescinde. Justo cuando más se necesita, y uno cree estar a punto de desbordarse, brotan de ciertos alientos aquellas luces de comprensibilidad o empatía. Ahogarse en alcohol o simular que se está feliz celebrando siempre fue el camino verde. Y lo es. Aquí recuerdo al realistamente sucio Bukowski. Algunas personas pierden peso, no se bañan (caso fuera de lugar, pero pasa), no comen o simplemente deciden hacer un racionamiento de discurso y en caso extremo, quedarse en el inmaculado silencio. Yo, apelé al mutis, pero en ciertos contextos. Dar clase de inglés con señas no es muy buen plan, pero por los lados se me notaba la extrañeza, la extrañeza de extrañar.

De igual manera, y al hacer alarde del título de esta entrada, además de la primera línea, este año ya tuvo su cierre y un nuevo comienzo. Ni siquiera tuve que esperar a diciembre para decirlo, sino que antes que se partiera en dos semestres, 2015 me sorprendió y ni siquiera lo tuiteé el 1 de enero. Este año ha empujado a mucha gente a crecer de manera violenta, a madurar con papel periódico, pero en especial medida para mí, a soltar.  Soltar implica, quizá, “dejar a un lado el saco de arena y dejar que el globo suba”. Esta frase viene de una película llamada Peace, love, & misunderstanding (Paz, amor y malentendidos). Lo lamentable es que no pude verla completa, ya que la agarré justo a más de la mitad. Por eso insisto en lo de la palabra que llega en el momento indicado.

Infinitud de listas de reproducción son reales camas en las cuales reposar cuando hay noches eternas, compañías fortuitas e inesperadas en las que uno se prueba para entender mejor la lección, que haya querer e intención en desarmarse a sonrisas, evitar lastimar para que la vida no lo sorprenda a uno como un bumerán... Ciertamente, se siente mal caer al vacío, empujarse, pero es reconfortante construirse las alas. Así se suelta, sin lastimarse. 

2 de febrero de 2015

Esperar...

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En la vida, así como en el amor, se presentan un cúmulo irrefrenable de hechos que van escurriéndose en el tiempo. Se nos presenta con incontables episodios que tienen un punto de partida y uno de llegada, solo que algunas veces comenzamos, pero pareciera que no llegáramos a la línea de meta o esta pudiera encontrarse cada vez más lejos. 

Crédito: https://www.flickr.com/photos/danooosh/
Para quienes nos ha pasado (o nos está pasando), los eternos minutos que median entre el inicio y la consecución de algo, pudieran sentirse con toda la serenidad posible, una y otra vez, todos los días, lo cual hace que las energías invertidas se canalicen a nuestro favor. Sucede el caso contrario en el exceso de benevolencia en la espera, donde hay una consecuencia no muy propicia que, en última instancia, deviene en aguantar. “La espera, desespera” es una frase que se mienta cada vez que el conformismo toca la puerta de quien esboza un improperio, por ejemplo, en una línea de personas por comprar comida, en el incansable trabajador que lanza su carro en medio del tráfico para poder llegar a tiempo a la oficina, de aquellos amores que aún necesitan encontrarse a pesar de la distancia, y en más situaciones de corte similar. 

El apuro de quien no sabe esperar en el amor, desencadena irritabilidad y pone en evidencia lo insensato que pudiera llegar a ser alguien por contagiarse de un afán casi afiebrado, salvo algunas excepciones. No es acortar las distancias entre los puntos de manera precipitada, pero sí que haya una forma de abrir posibilidades a la certeza y no a las bombas de tiempo de aguantar, que no son tolerar ni ser paciente, sino represar. Si tomamos en cuenta las ganas de conocer el futuro desde ya, caemos en la ansiedad, que luego se torna en intranquilidad por el ímpetu que se le coloque. Lo que sí es válido es tener aspiraciones. 

Solo quienes han sabido sortearse ante los momentos difíciles, los tiempos se adecúan para bien. A veces, considerar una pose de irracionalidad ante los traspiés que originan salirse de los objetivos de una buena espera, conducen hacia convertirlo en un acto nulo que no tendrá buenas intenciones. Sin embargo, una de las cosas más aleccionadoras y gratificantes del mundo es entregar la fe con denuedo en el intermedio de la partida y la llegada. 

Esperar en medio de toneladas de palabras y experiencias significativas, es sobreponerse al desazón de la intranquilidad y la incertidumbre. Anhelar nos pone en la cima cuando estamos en paz. Las virtudes que se ganan a partir de la espera, con base en la tranquilidad del espíritu, nos hacen fuertes. Solo hasta que se sienta una ansiedad invivible, la paciencia no hará ruido y tendrá más poder. Esa es la facultad del cambio.

15 de diciembre de 2014

Venezuela ocupó el puesto 50 de 63 en la clasificación de la prueba de competencia de inglés de la compañía EF

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Actualizado a las 8:40 p.m. (HLV)

El EF English Proficiency Index (EF EPI), o Índice de Competencia del inglés, es una prueba que posiciona o clasifica un grupo de 63 países del mundo para conocer las habilidades generales del idioma, es decir, si han mejorado o no. Para la recolección de la información, EF empleó información de 750 000 adultos, quienes resolvieron el examen de inglés el año pasado. No es sorpresa que, en los resultados publicados recientemente por la compañía internacional de enseñanza de idiomas, Venezuela ocupó el lugar 50 de 63 en la lista de territorios con baja competencia del inglés y el puesto 11 de los 14 países de América Latina (EF, 2014). El análisis de la información para Venezuela reza:
Crédito: EF Education First / Clic para ampliar.

"Los adultos venezolanos poseen uno de los más bajos niveles de competencia del inglés en América Latina, y no ha habido una mejora significativa en los últimos siete años. En Venezuela, las mujeres hablan 'un poco mejor' con respecto a los hombres, pero ambos grupos se encuentran muy por debajo del promedio global. A pesar del 'pobre' desenvolvimiento, los estudiantes con edades comprendidas entre los 18 y 24 años, poseen habilidades más desarrolladas del inglés que cualquier otro grupo de edades. Los resultados obtenidos implican que Venezuela puede progresar en evaluaciones a futuro [...]".

Foto: EF / Reportaje completo: http://www.ef.co.uk/epi/ / Apartado sobre Venezuela: http://www.ef.co.uk/epi/spotlights/latin-america/venezuela/

10 de septiembre de 2011

3 años

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Hoy, 10 de septiembre, este espacio cumple 3 años. Tan rápido han pasado los años, pero tan poco he tenido oportunidad de extender el contenido. A partir del domingo 11, a las 11:00 p.m., lo cerraré por unos días, mientras ejecuto algunos cambios en cuanto al diseño. Por los momentos, tengo un poco más de tiempo disponible, ya que estoy esperando mi título universitario, y las actualizaciones se harán más frecuentes de lo acostumbrado. Por ahora, me resta decirles que pronto verán un blog renovado, con más temáticas para leer, probablemente más participación para los lectores, entre otros, haciéndole honor al nombre de este experimento. Un cumpleaños que se queda ''chucuto'', pero será para mejor.

12 de enero de 2011

Los Simpson y su versión XXX

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La página web Hustler Hollywood ha puesto a la venta una parodia de la serie animada Los Simpson, en la cual se destacan los personajes del famoso show de televisión norteamericana, pero en el mundo del porno. La historia se desarrolla cuando Homero le pide prestada una videofilmadora a Flanders, y graba a Marge en poses muy seductoras. A continuación, les presento el tráiler de la película en cuestión. Mi comentario a esto es: ''What the hell?''


Foto de Hustler Hollywood. Para verla sin censura, den click aquí.