Esta etapa de mi vida ha sido verdaderamente maravillosa. No quiero decir con esto que he alcanzado la cima de la plenitud que he soñado durante años, pero sí reconozco que he dado un gran paso hacia ella.
Una publicación que quizá sea breve, pero guarda en sí un enorme significado, pues está inspirada en hechos recientes que han dejado huella en mí.Me he sentido complacido, tomado
en cuenta, valorado y, por qué no decirlo, profundamente consentido. Todo esto
gracias a las buenas circunstancias y a las muestras de cariño de quienes
dedicaron un poco de su tiempo para regalarme palabras sinceras, momentos
compartidos y experiencias que llevaré conmigo para siempre.
Esta hermosa casualidad —o quizás
causalidad— de la vida merece el más profundo agradecimiento. Agradezco cada
oportunidad que me ha permitido arriesgarme, perder miedos y, sobre todo,
disfrutar de lo que antes veía con duda o temor. Hoy entiendo que soy merecedor
de lo bello, de lo auténtico y de todo lo que llega a mi vida con la fuerza de
la verdad y la bondad.
Y mientras sigo transitando este
camino, me propongo vivir con más conciencia y con más apertura. Valorar lo
pequeño, celebrar lo simple, y continuar construyendo recuerdos que me
recuerden quién soy y hacia dónde voy. Porque sé que lo mejor aún está por
venir, y quiero recibirlo con gratitud, con amor y con la certeza de que cada
paso, incluso los más inciertos, me están llevando exactamente al lugar donde
debo estar.
Bendito agosto que pasó, quiero
que el resto del año y de la vida sea una sonrisa amplia de felicidad auténtica.
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