18 de junio de 2025

Poema de amor

¿Cuándo fue la última vez que me besaron en la boca, con el significado de amar, querer, desear? Me gustan los besos con intenciones de prolongar la bonitura. Sí, esa palabra existe. Y también la lindeza.

Lo que dejó de existir o bajó su intensidad, fue la de dedicar poemas; o por lo menos no he sabido de personas cercanas que los usen para demostrar el amor, el querer, el desear. Quizá, los poemas pasaron a segundo plano o al último. Lo que está de moda es el regalo material, las flores, algún chocolate, las tarjetas que incluyen palabras genéricas y no el sentir genuino de uno hacia el otro.

Sin embargo, podrá existir la versión humana del gesto sentimental en esta era tecnológica, en la que el compilado de palabras a la que se le define como “forma de expresión artística en forma de verso” provenga del corazón, del fuego interno de la pasión, y no de unos cuantos litros de agua que invirtió la inteligencia artificial en producirlo.

Aun así, me empeño en seguir creyendo que hay personas que sienten profundamente y que no temen escribir palabras que lleguen al alma. No con palabras extraídas de otro lado, no con frases prestadas de alguna red social, sino con su propia voz, con lo que realmente les arde por dentro. Sostengo la idea, quiero creer fielmente que todavía hay quien se toma unos minutos para pensar en alguien y dejarlo en el papel, sin pretensiones, sin buscar “likes”, sin filtros. Hace mucho tiempo que no me dicen: “estás en mí, tus ojos son el dulce de mi amanecer” o algo por el estilo.

En este mundo de superficialidades, de banalidades, de tantos apuros, el hecho de ser poeta no requiere de estudios avanzados ni de mortificarse buscando la mejor palabra o frase. Es suficiente ser sincero. La sinceridad no abunda, pero de encontrarla, hay que atesorarla. Eso, aunque corto y con una compañía verdadera, puede ser bastante. El amor, en poemas, es presencia real. Se trata de querer estar, de hacer sentir, de demostrar que uno sigue creyendo en la belleza de decir lo que se siente.

Quizá los poemas no han desaparecido. Tal vez solo se están esperando. Esperando a que alguien tenga el valor de escribir lo que otros solo piensan en silencio.

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